Sin juramento me podriais creer que quisiera que este blog, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejante. Y, así, ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno?





domingo, 28 de noviembre de 2010

ألف ليلة وليلة Alf layla wa-layla

Hace unos días hablábamos de Clarice. Ella consigue de alguna forma controlar el mal -encarnado en Hannibal- mediante un intercambio de verdades -el famoso "quid pro quo"-. Tiene un ilustre precedente: la Sherezade de "Las mil y una noches" controla a su sanguinario sultán mediante un intercambio de mentiras, cada noche una, cada noche un cuento, hasta conseguir así tornar la voluntad del sátrapa, que como casi todos los hombres tiende a creerse el rei del mambo, y por tanto a creerse todo lo que le cuenten, mientras él sea protagonista. Sherezade lo sabe, y juega con su sátrapa y con quien se le ponga por delante.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Noviembre

Esta que aquí veis, calavera, me acompaña desde mi mocedad. En las vacaciones de navidad de 1971 hablé con el concejal de festejos y cementerios de mi pueblo para conseguir en el osario una, que me ayudara en el estudio de la complicada anatomía de la base del cráneo; en aquella españa rural del nacional-catolicismo -tan parecida a ésta- el concejal me remitió al párroco; este tronó que los cuerpos eran templos del espíritu santo, y que no estaban para ser profanados por las burlas de los estudiantes de medicina. Afortunadamente tenía un compañero cuyo padre era alcalde franquista de su pueblo, y volvió con un saco de calaveras que le habían echado los reyes. Hubo para repartir. Ésta que me tocó en suerte siempre ha sido tratada con la mayor seriedad y el mayor respeto.

martes, 23 de noviembre de 2010

El rebaño

Un grupo de fieles comenta con su silencio, a la salida de misa de doce, la deriva laica y anticlerical que el gobierno de Zapatero y él mismo han imprimido a la sociedad de este país, hasta hacerla parecida a la que quemaba iglesias en la semana trágica y en el 36. Y el pastor con su rebaño, con su zurrón y las vacas, quieres ser luz, o campana, y despertar a su amada.

domingo, 21 de noviembre de 2010

"Lo otro"

En la entrada anterior me preguntaba Anamaría qué es "lo otro". Le contesté que no lo sabía exactamente, pero la verdad es que ayer, curioseando por el Mercat de La Boqueria, se me vino a la cabeza esta metáfora frutal.


lunes, 15 de noviembre de 2010

Clarice

Desde que leímos o vimos “El silencio de los corderos” a muchos hombres nos entró el “gusanillo Hannibal”. Yo mismo he hablado alguna vez –más que nada por presumir- de "mi maestro Hannibal Lecter”, cuando todos saben que mi verdadero ídolo ha sido siempre el televisivo Doctor Gannon –no, House no, por favor-. El asunto es que para ejercer como Hannibal es necesario encontrar a alguna Clarice -alguna teniente Starling, atractiva y vulnerable- que se preste, y no sé si el "gusanillo Clarice" se infiltró en ellas de igual modo que el gusanillo Hannibal lo hizo en nosotros. Yo creo que todas tienen claro que los Hannibales de andar por casa no pretenden devorarlas, sino lo otro.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Carta abierta a Benedicto

Benedicto, no te dejes engañar. Cuando una multinacional comienza a ir mal en un país, los gerentes de zona buscan mil y una excusas para justificar las pérdidas. Eso te está pasando en este territorio, otrora tan vuestro, -aunque fuese a sangre y fuego-; Rouco y Martínez, dos ineptos que hace tiempo que alcanzaron su nivel de incompetencia, según los principios de Peter, echan balones fuera, y te dicen que os va mal porque ha reaparecido el anticlericalismo furibundo de épocas periclitadas. No faltan razones para él, pero no es eso. Que yo sepa, ahora nadie os odia, ni os quiere procurar males físicos. A la mayoría nos basta con observar como os vais cociendo en la propia salsa de vuestra hipocresía, de vuestra sexualidad reprimida y bulliciosa, de vuestro machismo, de vuestra absurda inmanencia. No hay que quemar iglesias, las quemáis vosotros, con fieles y monjitas dentro, con Esteban Pons y con Cospedal vestidos de monaguillos. Mi consejo: despide a esos gerentes de zona que te mienten y que te llevan a la ruina, y la próxima vez que haya churretones de aceite, que colabore algún obispo, o al menos presbítero o diácono en la limpieza, que con el fairy es muy fácil. De nada. Pa eso estamos, pa ayudar.