
Hace unos días me invadió el PC el virus del doble acento. Es una cosa maliciosa que se mete en los archivos del registro y desde allí trata de robar claves, números de tarjetas de crédito, y cosas así, y delata su oculta presencia porque –aparte de otras disfunciones- altera los comandos de teclado, de forma que si se quiere escribir ó escribe ´´o, y así (as´´i) con todos los intentos de acentuar. Después de algunos palos de ciego a partir de “información” (informaci´´on) conseguida en los foros de Internet, llamé a mi dealer, que por 30 leuros me ha dejao el cacharro limpio y normofuncionante. Cuando, al llamarlo, le describí lo del doble acento, me dijo “a ese virus no me lo he encontrao nunca”. Me recordó al arqueólogo y sacerdote Lancaster Merrin, el Padre Merrin, el cura exorcista de la película, que sabía perfectamente con cuales de los diablos con los que se iba encontrando se había cruzado ya, que eran la mayoría.
