

En la era pre-ecografías había un ginecólogo que predecía el sexo de la criatura sin margen de error, y cobraba por ello un plus en la visita.
De entrada apostaba al cincuenta por ciento de aciertos, aproximadamente, pues no nace el mismo número de niños que de niñas; por lógica, cuando acertaba nadie le reclamaba.
Es muy posible, que Zapatero que ha aprendido a ser tahúr, haya anotado en la ficha lo contrario de lo que le ha dicho a Sonsoles y a su allegado del PSOE. Así no habrá reclamaciones si al final, contra toda lógica, decide ser candidato de nuevo.
Según Wikipedia el móvil perpetuo (en latín, perpetuum mobile) es una máquina hipotética que sería capaz de continuar funcionando eternamente, después de un impulso inicial, sin necesidad de energía externa adicional. Su existencia violaría teóricamente la segunda ley de la termodinámica, por lo que se considera un objeto imposible.
Bien conocemos este hecho quienes llevamos un blog. Aunque llegue uno a veces a caer en el error de creer que ha cobrado vida propia, se para, se detiene, los visitantes se van, y los comentarios se agotan, si falta el aporte frecuente de energía externa adicional, sea en forma de nuevas entradas, sea -sobre todo- en forma de recorridos por circuitos clientelares. Obsérvese, como ejemplo, el blog de Zinquirilla.
El análisis de las estadísticas de las visitas a un blog no deja de deparar inexplicables curiosidades. No tengo otro contador que el que ofrece Blogger en su sección de “estadísticas”. Me dice que desde que empezó a contar en mayo de 2010, -debe ser cuando estrenaron ese servicio, pues este blog se abrió en julio-, se han recibido aquí 14.829 visitas desde España; de forma llamativa el segundo país proveedor de visitas ha sido Bélgica, con 403 en ese periodo; luego ya se distribuyen en menor número desde otros orígenes; el décimo es Rusia con 25.
Pero algo ha cambiado; en el último mes desde Bélgica han dejado de visitarme, y ni aparece en el ranking de los “top ten”, que va de España con
Qué podría haber en mi blog que interesase tanto -relativamente- a los belgas, y qué ha pasado para que pierdan el interés?
No, no os asustéis, que no voy por Dickens. Anoche el marinero que ha perdido la gracia del mar entrevistó al hombre lobo. Le preguntó que qué sabía del futuro del cuarto jinete. Nada, no sabe nada. El cuarto jinete es libre para decidir su futuro, y él no sabe nada.
Teniendo en cuenta lo ajetreado que es cambiar de líder de partido y de candidato electoral, sobre todo cuando hay que cruzar simultáneamente un río tan revuelto como el que hay que cruzar, lo que dijo el hombre lobo no deja de ser un bonito cuento de navidad, para muy crédulos, claro está.
No tengo muchas películas favoritas. Apenas hay unas pocas que, si me las encuentro, siempre me enganchan hasta el final. Los “padrinos”, "Blade runner", “El cazador”..., quizás “Lo que el viento se llevó”, y desde luego “Fanny y Alexander”, de Bergman.
En estos días de celebraciones familiares, -con suegros, cuñaos y cuñás-, quiero acordarme de la diferencia entre la familia Ekdahl, gozosa, vitalista, en la que hasta las desgracias están aliviadas por la magia y la alegría, y la familia del obispo Vergérus, fúnebre y desolada.
Ojalá que siempre encontremos a un Isaak Jacobi capaz de rescatarnos y de llevarnos adonde queremos estar.
Lo que tú creías que era tuyo te lo levanta un gordo, un chulo, un viejo, un calvo..., y solo te queda llorar, o mirar hacia otro lado. De nada valió tu aparente dominio de las situaciones, o tu fascinante verborragia. Escuela de vida