Sin juramento me podriais creer que quisiera que este blog, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejante. Y, así, ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno?





domingo, 5 de diciembre de 2010

Malo, así está la cosa


2 comentarios:

Pepe dijo...

Coño, Malo, me vas a dejar la entrada huérfana?

Malo Malísimo dijo...

Gracias Pepe...la de recuerdos que me trae... Está preciosa.