Hace una semana El País publicó un reportaje firmado por el ínclito Juan José Millás, bajo el título "Vidas al límite". Describe un caso de eutanasia o suicidio asistido cuyo protagonista -un hombre de 66 años con una presunta enfermedad terminal terrible- es entrevistado por el periodista-escritor epateur el día antes de la fecha elegida para su muerte en una habitación de hotel. Nada que objetar; cada uno debe tener el derecho a elegir el momento de largarse, y si la partida es tranquila y sin dolor, infinitamente mejor. Pero el hecho es dramático y el reportaje torticero. El hombre cree tener una enfermedad terminal que no tiene. En realidad tiene una cardiopatía isquémica y lo que él llama "el bicho", lo que él y sus acompañantes toman por un tumor inoperable y horroroso, y que resulta ser un quiste radicular sacro, cosa absolutamente benigna que se descubre casualmente en una resonancia, y al que el suicida atribuye malignas propiedades que sus ayudantes dan por ciertas. Quizás la asociación Derecho a una Muerte Digna (DMD), que le suministra la receta de la pócima mortal y le acompaña con voluntarios en el trance, o el propio Millás, podrían haberse asesorado y haberlo asesorado acerca de la realidad de sus males, y procurar contrarrestar la evidente depresión exhibicionista que nuestro hombre tenía. "He sido un león en todos los sentidos: laborales, con mujeres, con todo. Ahora soy un gatito pequeño y deslustroso. Las tías, fuera. No había vida.", dice. Pero en lugar de eso prefieren aprovechar su caso y sacarle partido mediático y sensacionalista a un suicida deprimido y exhibicionista. Flaco favor a quienes sí que pasan por situaciones en las que la eutanasia o el suicidio asistido llegan a constituir una necesidad, y no, como aquí, un juego macabro de propaganda y apología del suicidio y de lucimiento personal.
En este enlace a La Ventana de Gemma Nierrrga el cronista narra como hizo la crónica. Cuentan además con la inestimable colaboración del Dr. Montes, quien debería saber mejor de qué va la cosa. El cúmulo de ignorancia, de errores y de falsedades acerca de la enfermedad del suicida es tremendo, y esto convierte la historia en ridícula y manipuladora. Espeluznante.
16 comentarios:
Pepe..."El cúmulo de ignorancia, de errores y de falsedades acerca de la enfermedad del suicida es tremendo, y esto convierte la historia en ridícula y manipuladora. Espeluznante." Siendo así, se puede hablar de delito. Ahora bien, ¿es lícito o no quitarse la vida?...cuando yo lo estudié el Intento de suicidio y a la ayuda al mismo eran delito, el legislador protegía la vida del individuo incluso contra su voluntad ahora mismo no se como estará legislado, tendría que leer el Cº de Derecho Penal y mira...como que no me apetece, pero independientemente de lo que legalmente se establezca, yo, y creo haberlo comentado ya, soy partidario de que cada quién sabe lo que quiere y nadie, NADIE, tiene derecho a inmiscuirse. Si tu tienes tus principios morales o religiosos, tu con los tuyos y yo con los mios, pero ni tu a mi, ni yo a ti. ¿Se entiende, no? Lo que tu nos cuentas es una puesta en escena que a mi personalmente no me gusta. El día que me toque...con la de yerbas que me crecen en las orillas del Guadiana, con la de hongos nada apetitosos, con una buena dosis de ditálicos... yo me iré al otro barrio el día que yo entienda que ya no puedo más, pero me iré yo solito, sin mass medias, sin proclamas...cuando nací lo sabían mis padres y poco más, cuando muera lo sabrá mi familia y poco más. Lo demás son ganas de llamar la atención.
Me pido el Gallifante azul y verde
Malo, los gallifantes son tuyos.
Ya hemos hablado de estos temas. Yo soy respetuoso con la libre elección de cada uno, y creo que tanto eutanasia como suicidio asistido deben estar disponibles y regulados por una ley abierta, empática y comprehensiva. Lo que me molesta en este caso es la torpe o malintencionada manipulación de un hombre deprimido, hasta convertirlo en abanderado de la eutanasia, que no es lo suyo, pues su muerte natural podía estar aun muy lejana, y en apologeta del suicidio. Para manipularlo se olvidan todos los principios de beneficencia y de no maleficencia que son básicos en el trato con un enfermo, cosa que indudablemente era este hombre, víctima de una depresión aparentemente no tratada. El que el Dr. Montes estuviese en la pomada, presidente de la asociación DMD, médico, y por tanto conocedor de lo que es una depresión, una cardiopatía isquémica y un quiste sacro, hacen aun más tremendo el suceso y su divulgación.
Carajo Pepe, ya no se puede confiar en nadie. Yo hice campaña por Montes (aquello de yo quiero que me atienda Montes)
Qué heavy...
Hace tiempo que leo a un señor que escribe un blog. Tiene ELA. Qué me digan a mí estos meapilas, qué favor le están haciendo a él y a todos los que se ven en su situación, y en su dilema existencial.
Todo vale, está visto.
Cada día entiendo menos, de nada.
Leí el reportaje de Millás, pero me quedó un regusto amargo de su lectura. No sé por qué el escritor se prestó a ello. Le sentí incómodo. En varios momentos dijo que se había puesto a bostezar. La historia no le interesaba lo más mínimo. El exhibicionismo del suicida me pareció patético. No sé si su enfermedad era grave o no. Pienso que alguien que llega a esa decisión, ha debido tener toda la información. Tal vez Millás no lo ha reflejado bien. El conjunto me resultó sórdido y el discurso justificatorio da idea de lo que puede resultar ridículo en un momento dado. Puro sensacionalismo. Millás no debería prodigarse tanto y reservarse para sus libros que dejan que desear. Le admiré pero creo que está perdiendo puntos.
Creo que si una persona decide que ha acabado su ciclo aquí, nadie debe influir por palabra, obra u omisión en ello.
Hacer de este hecho un circo mediático en defensa de unas asociaciones que, por cierto, últimamente proliferan como cardos, pero no hacen nada, me parece ruin y mezquino.
Creo que estas cosas deben permanecer en el ámbito estrictamente intimo de la persona, lo mismo que no deben condenarse, tampoco deben (segun mi opinión) hacerse apología de las mismas.
Hitos, no quiero destruir tu fe en Montes. Lo que pasó en el área de observación de urgencias del Severo Ochoa de Leganés constituye un capítulo oscuro, especialmente por la huida hacia adelante que después ha emprendido este hombre, que de gris anestesista ha pasado a estar en todos los foros y saraos sobre la muerte auspiciados por el PSOE, y que hace que uno sospeche que efectivamente se tomaba la eutanasia por su mano. Su intervención en el episodio que comentamos refuerza esa impresión de que es un talibán pro-muerte, o bien que se ha instalado cómodamente en ese puesto, en el que lo que hace falta es gente honrada y sin afán de protagonismo.
Absolutamente ninguno, V. En mi opinión ningún favor, sino al contrario dan argumentos a los pro-vida, tan peligrosos como los pro-muerte.
No creo que muevan a Millás argumentos dinerarios, aunque tampoco creo que renuncie al cobro de este tipo de reportajes, Joselu. Se ha convertido más bien en una especie de iluminado. Ese hombre que se suicida no tenía toda la información, tenía información errónea que los avalistas de la muerte digna dan por buena sin mayores consideraciones. Millás debería retirarse una temporada, hasta de escribir libros. Gracias por tu visita, que agradezco como la de un no habitual, lo cual no quiere decir que no agradezca las de los habituales.
Pepe, simple y pura hipocresía...¡Qué más dá si muere alguno que no debería! ¡El fin justifica los medios! Realmente de pena pero es lo que tenemos... y no debería ser así.
Temu, estoy de acuerdo contigo, pero también creo que lo íntimo ha de ser regulado para cuando las circunstancias no permitan la absoluta intimidad de la decisión o de la ejecución (caso Ramón Sampedro, por ejemplo)
Eso es lo que aquí ha ocurrido, Malo, el aprovechamiento de una situación absolutamente cogida por los pelos.
Ayuda con voluntarios si hiciese falta, pero nada de TV u otros medios.Es a lo que me refiero.
Pues mira, a mi que me den a Monicelli. El resto, todo lo que tenga que ver con los medios, es pura pornografia.
Clidice, Monicelli ha sido exhibicionista, mediático a la postre, pornográfico pues.
No veo yo que suicidarse sin luz y taquígrafos sea exhibicionismo, aunque luego los media lo utilicen.
En casa, simulando una "muerte natural".
Publicar un comentario