Sin juramento me podriais creer que quisiera que este blog, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejante. Y, así, ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno?





viernes, 3 de junio de 2011

La imparable caída del Imperio

Hace pocos días explotaba la noticia de la agresión sexual -presunta- del Presidente del Fondo Monetario Internacional y candidato a Presidente galo a una camarera de hotel. El imperio ruso se acabó de hundir cuando Yeltsin comenzó a pellizcar abiertamente el culo de colaboradoras y secretarias. Hoy conocemos que la agresión sexual es moneda corriente entre las élites de los países europeos de más rancio abolengo, como es Francia, o la Italia de Berlusconi. No ocurre solo entre célibes eclesiásticos.

Se van perdiendo los valores y las costumbre se relajan. Seguro que ya ninguna mujer europea prelava a mano, con norit, los gayumbos de su marido para que luego salgan bien limpios de la lavadora, ni le corta las uñas de los pies, deformadas por los hongos, y le depura las bolitas interdigitales mientras el fuma con los ojitos entornados. Eso ya no ocurre. Ahora ellas trabajan fuera por menos del salario mínimo interprofesional, y ellos andan agrediendo a las camareras o a sus secretarias.

A lo más que llega nuestra sociedad es a diseñar gayumbos pre-cagados y pre-meados para que los palominos destaquen menos. Todos hemos visto en las películas cómo mientras los ciudadanos romanos se entregaban a orgías, degustando voluptuosamente las uvas, tumbados en el triclinio, los bárbaros del norte iban entrando, con todos sus valores intactos. No sé si ahora los bárbaros y sus valores vienen del sur. De eso entiende el Fedeguico Party. Quede esta reflexión para meditar durante el fin de semana.

5 comentarios:

Francesc Puigcarbó dijo...

madre del amor hermoso! tienes razón tu Steiner y un poco yo.

Malo Malísimo dijo...

Si es que siempre fuimos decadentes.
Y hasta en yankilandia a los mayores o superiores se les trata de usted y de señor en tanto que aquí... dejamos tanto que desear. Buen finde

Pepe dijo...

Curiosa coincidencia, Francesc, y aun más si ha intervenido la mano de blogger.

No, Malo, no siempre lo fuimos. Lo somos ahora, creo yo.

Anónimo dijo...

Tienen Vds. toda la razón.

Pepe dijo...

En qué, Anónimo?